PRÁCTICA 2: Small World

La conocida como “Teoría de los Seis Grados de separación” es la que dice que todos y cada uno de los habitantes del planeta están interconectados entre si por una cadena reducida de contactos. Esta teoría fue planteada por primera vez por el escritor húngaro Frigyes Karinthy, que en 1929 escribió el relato “Cadenas” (“Chains”). Tras esto, Ithiel de Sola Pool y Manfred Mochen intentaron sin éxito demostrar esta teoría matemáticamente. La idea fue retomada en la década de los 60 por Stanley Milgram, que desarrolló el proyecto “Small World Experience”. En este estudio intentó probar la teoría haciendo llegar cartas a diversos individuos en la que ponía una persona objetivo a la que debían llegar mediante contacto postal con algún conocido que pueda tener algo en común con el objetivo e ir así confeccionando una especie de “cadena” de contactos, usando la metáfora de Karinthy. Al observar los resultados del estudio se dio cuenta que el objetivo se había conseguido con una media de entre 5 y 7 contactos, lo que hizo inspiró la frase de “seis grados de separación”. Sin embargo, esta investigación fue criticada debido a que no tenía un carácter categórico (ya que solo consiguió que llegaran a la persona objetivo un tercio de los casos).

Años más tarde, la teoría saltó a la gran pantalla en la película «Six Degrees of Separation», protagonizada por Will Smith, Stockard Channing, Donald Sutherland e Ian McKellen y en la que se ve perfectamente ejemplificada esta teoría. Además, también se han publicado libros sobre este tema, como el de Duncan J. Watts, titulado «Six Degrees The Science of a Connected Age».
Pero quizás haya sido en el nuevo medio, Internet, en el que este experimento ha desarrollado todo su potencial. El ejemplo de ésto son páginas como la que Brett C. Tjaden ha creado dentro de la de la Universidad de Virginia bajo el nombre de «The Oracle of Bacon at Virginia». El «Óráculo de Kevin Bacon» surge de un juego que inventaron tres amigos. La invención consistió en marcar al personaje como centro del mundo cinematográfico y tratar de vincularlo con cualquier otro actor. Esta idea la presentaron en varias televisiones e incluso escribieron un libro. De aquí salió la idea para el «Oráculo», que se sirve de la Internet Movie Data Base y en la que puedes escribir el nombre de cualquier actor con el fin de conocer el grado de separación que tiene con Kevin Bacon. Una variante de esta página es la que tiene la misma Universidad de Virginia y en la que puedes buscar los grados de separación entre la pareja de artistas que tu decidas, lo que puede reportar sorpresas. Un ejemplo de ésto es el hecho de que entre nuestro castizo Jesús Bonilla y la top model Claudia Schiffer existan, únicamente, dos grados de separación. También sorprendente es la página que Miss Peggy tiene sobre esta teoría y en la que se relaciona a la «cerdita» más famosa con actores como Tom Cruise o Nicole Kidman.
Por otra parte, la red también sirve para reeditar y perfeccionar el proyecto que intentó Milgram hace ya 40 años. Un ejemplo de ésto es el proyecto «Small World», de la Universidad de Columbia . Se trata de una página en la que tras un registro te asignan un objetivo al que tienes que llegar mediante el contacto por email, al igual que ya había intentado Milgram, solo que esta vez se desarrolla a escala mundial. Con el fin de poder escribir sobre el proyecto me he dado de alta en este estudio. Tengo el objetivo de encontrar a Ellen Puglisi-Babe, un ama de casa de Salem, Oregon, de la que conozco sus gustos, lugares en los que ha vivido, colegios en los que ha estudiado y un listado de sus trabajos. En principio parece difícil que entre esta mujer y yo exitan seis o menos grados de separación debido a la distancia entre Murcia y Oregon, sin embargo, y con un solo contacto ya he conseguido llegar a Ohio, gracias a una chica que conocí en un viaje a Irlanda. Aunque no me muestro muy esperanzado de conseguir llegar al objetivo, al menos me sorprende como solo con un par de contactos podría, al menos, llegar a la costa oeste de Norteamérica.
A título personal, creo que algo de razón puede tener esta teoría, sin embargo, no creo que sea al nivel que postula, que calificaría de media demasiado optimista. Sin embargo, lo increíble de esta idea es la revolución de Internet, ya no solo por ser la plataforma de esta idea, sino porque gracias a este invento estamos cada vez más conectados. Si comparamos los tiempos que corren con los años 80 del siglo pasado lo vemos claramente. En aquellos días, un campesino de un pequeño pueblo de la Castilla profunda que apenas había salido del pueblo en toda su vida, tenía un grupo de conocidos muy reducido, ya no solo cuantitativamente, sino geográficamente. Actualmente, tras el fenómeno del «chat» y la revolución de las comunicaciónes que ha supuesto la aparición de Internet, ese mismo campesino puede, ya no solo multiplicar por 100 el número de conocidos, sino que puede publicar un blog en el que se haga a conocer a todo el mundo e incluso para poder compartir sus experiencias y métodos con otro campesino situado en Palikir, la pequeña capital de Micronesia.

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