Soy un loco de las series. Lo que no soy es un experto en el modelo de producción y distribución de contenidos audiovisuales, así que no voy a hacer una parrafada repitiendo lo que conocemos -y, sobre todo, queremos-.
De todos es sabido el papel de Netflix en la revolución del mercado de los contenidos audiovisuales, especialmente a raíz de la aparición de sus series de producción propia. Una línea que apoya la máxima el futuro de los contenidos audiovisuales será online o no será.
Una de estas series es House of Cards, la cual, todo sea dicho, debería reseñar como es debido algún día. Se trata de un remake de una serie británica noventera que retrata los juegos de poder que mueven los hilos de la política y que tiene a David Fincher y Kevin Spacey como sus principales estrellas. Y son precisamente las palabras de éste segundo durante su charla en The Guardian Edinburgh International Television festival de hace unos días las que me llevan a poner este apunte en el blog.
Su intervención hace una dura crítica al sistema de «capítulos piloto» que condiciona el mercado americano de las series y defiende las lecciones que ha aprendido trabajando con Netflix. Unos principios que deberían sentar las bases del futuro de los contenidos audiovisuales. «A través de esta nueva manera de distribución hemos demostrado que hemos captado las lecciones que la industria musical no ha aprendido. Dale a la gente lo que quiere. Cuando lo quiere. En el formato -canal, platafoma…- en que lo quiere. A un precio razonable. Y así tenderán más a pagar por ese contenido que robarlo». Amén.
No dejéis de ver el video completo, que debería reproducirse en bucle durante horas en muchos despachos en los que se conoce esta realidad que no quiere verse. Ha llegado la hora de tener el verdadero poder a la hora de consumir los contenidos audiovisuales -de manera legal- que siempre hemos creído tener con el mando de la televisión.