Se está hablando, bastante, de la portada del nuevo número de la revista Port, dedicada a la «nueva» edad de oro de las revistas. El debate se centra especialmente en el perfil de sus protagonistas, los editores de algunas de las cabeceras más influyentes de la actualidad, todos hombres blancos.
Sí, hay suficientes ejemplos de editoras a las que podrían haber recurrido, y no me hubiese molestado que, ya que estamos, alguien publicase una lista de gente de otras razas que podría haber figurado en esta imagen. Pero, para mi, el problema está en que esta edad de oro que presentan es de todo menos nueva. La cabecera más joven de esta portada, Wired, sacó su primer número hace nada, en enero de 1993.
¿Qué hay de los centenares de revistas emergentes de nicho que están revolucionando este mercado? Esas revistas que no tienen una tirada como la de estas protagonistas pero que consiguen dar el aire fresco que necesitaba el sector para volver a despertar. Pienso en Cereal, Little White Lies, The Outpost, Kinfolk, The Alpine Review, Fool o en la propia Port. Y lo enlazo todo a Magpile porque, si te gustan estas publicaciones, allí descubrirás muchas más.
En definitiva, totalmente de acuerdo con este número. Vivimos un momento genial para los que amamos las revistas, que cubren nichos que otras publicaciones, tanto escritas como digitales, han dejado libres y que ven en Internet y los nuevos dispositivos un apoyo muy importante. Pero esperaba más valentía por parte de Port.