La noticia de la fecha definitiva en que la edición española del Huffington Post verá la luz (el próximo día 7 de junio) ha venido cargada de absurda polémica. Y es que, hoy, cuando Montserrat Dominguez, su directora, aparecía en la palestra de las IX Jornadas de Blogs y Medios de Granada, las preguntas no se han hecho esperar. La gente que la escuchaba, tanto en el familiar Patio del Hospital del Peregrino (en que me habría encantado estar) como a través del streaming, tenía ganas de saber más. Y saltó la ira twittera cuando se habló del blogging, que para Dominguez no es un trabajo, y lo que ha creado la polémica, el hecho de que la edición española de este medio no pagará a los bloggers que en ésta colaboren. Un anuncio carente de sorpresa, creo yo, pues no es muy diferente de lo que ha sucedido en su casa matriz, y por lo que ha sido denunciada (aunque sin éxito).
Los blogs y el trabajo
Ante todo, creo que Dominguez se ha equivocado al decir que el mantener un blog no es un trabajo. Para mi no lo es, pero conozco bastante gente para la que sí (aunque la mayoría sea como complemento a otro trabajo). El tener un blog es un trabajo y no es un trabajo. Depende de la persona y el caso.
Los blogs y el trabajo (remunerado)
Pero este hecho no ha sido el criticado, sino lo que le acompañaba, la noticia de que no se pagará a los bloggers que colaboren con este medio aún nonato. Sobre esto se ha escrito mucho, muchísimo. Ha escrito gente que sabe bastante más que yo, entre otra, gente a la que admiro y respeto. Lo que no entiendo es el problema que hay en ello. ¿Acaso obligan a alguien a escribir en él? ¿Engañan a algún blogger prometiéndole algo que luego no le dan? Hasta donde yo sé, a nadie le han puesto una pistola en la sien para obligarle a escribir en el Huffington Post.
Hasta el dinero y más allá
Hay vida más allá del dinero. En todos estos años he hecho muchas cosas por las que no he cobrado y las he hecho por una razón, me compensaban por otro lado. No creo que haya discusión más allá de eso. Creo que todos somos mayorcitos para saber lo que hacemos. Hablamos de posicionamiento, marca personal, simple ego o lo que sea. Dejémonos de tonterías y seamos realistas. Estar en el HuffPo no tiene por qué darte necesariamente la fama y el posicionamiento, pero seguro que ayuda más que teniéndolo en cualquier plataforma como WordPress o Blogger. Porque creo que la clave está en lo que ha señalado con acierto Ricardo Galli: ¿cuánto ganamos por escribir en Twitter? Los usuarios y nuestro contenido (entre el que incluyo nuestra información personal) somos la gasolina de tantas y tantas redes sociales. ¿Por qué no de un medio? Llega la hora de ser maduros y consecuentes, establecer unos objetivos y pensar cómo llegar a ellos. Si con un WordPress nos va bien, perfecto. El que necesite una plataforma diferente, como el HuffPo, adelante. ¿Ganarán dinero con él? Seguro. Sólo le queda a éste decidir si lo que gana él se compensa con lo que recibe a cambio. ¿Gana dinero Mark Zuckerberg con las horas que paso subiendo contenido en Facebook? Sin duda, pero mientras me de a cambio una plataforma con la que estar en contacto con la gente que está a mi alrededor, me parece perfecto. El día que no me compense, ya sé dónde tengo la puerta.
Los contenidos y el modelo del HuffPo made in Spain
De lo que hará este medio ya hablaré, especialmente cuando haga la inevitable comparación con ElDiario.es que llegará un poco después, en septiembre. Porque vamos a vivir lo que considero la segunda oleada de medios nativos digitales de peso de este país. Tras los experimentos del extinto Soitu y las horas bajas de La Información, toca mirar hacia delante y ver lo que nos puede dar la confrontación entre estos dos nuevos actores que aparecen en el panorama mediático. Sin embargo, me jode leer críticas feroces de algo que se puede intuir mucho por donde irá (todos conocemos lo que hace su versión madre) pero que no sabemos cómo quedará. Creo que criticar lo que va a hacer Dominguez y un grupo de periodistas, por el momento reducido, antes de verlo, no le hace un favor a nadie. Si cuando salga realmente no aporta nada y es un simple refrito de enlaces de poco valor, seré el primero en criticarlo. Toca esperar hasta el 7 de junio. A partir de ahí, hablaremos del gobierno.
Disclaimer: No digo nunca de este agua no beberé ni este cura no es mi padre, pero antes de que alguien pueda lanzar el comentario, adelanto que no estoy pensando en pedir estar dentro del agregador de blogs del Huffington Post. Considero que no tengo demasiado que contar que no cuenten otros mejor. Si a alguien le interesa, Montserrat Dominguez ha hecho un llamamiento abierto a todo aquel que pueda estar interesado en estar en él como blogger. Podéis escribir a mdominguez [a] huffingtonpost.es
No, no te ponen un pistola en la sien pero el efecto devastador es el mismo a corto/medio plazo para el resto que si queremos vivir de esto.
Uno de los principales motivos de la precariedad laboral que existe actualmente viene dada por toda aquella gente que ha aceptado condiciones indignas para poder trabajar, y también porque sus compañeros con mejores condiciones no les han defendido para salvar su posición (y traicionar sus principios).
Hemos llegado a un punto en el que claro que hay trabajo pero sin cobrar un puto duro. Si vamos aceptando monedas ficticias como el de la ‘visibilidad’ (aunque a esos bloggers ya les sea suficiente -te digo yo que muchos aceptan esperanzados de que al final si que serán remunerados) al final todos acabaremos cobrando el mismo talón sin fondos.
Ya no por nosotros sino por el legado que dejamos a las nuevas generaciones deberíamos alzarnos contra este tipo de prácticas.
Un saludo.
El problema es el de buscar el futuro de los periodistas en los blogs. El HuffPo no está creando bloggers. Los bloggers ya existen y le están quitando el trabajo a los periodistas porque se han acomodado durante años y ahora están viendo como no sirve con hacer lo mismo que antes y cubrir el expediente escribiendo notas (yo he trabajado así).
Si el periodismo se ve amenazado por los bloggers la culpa no es de los bloggers, es del periodismo que estaba dando algo que cualquiera podía dar, sólo necesitaba las herramientas para poder hacerlo.
El post me ha gustado, pero este último comentario me ha encantado. Totalmente de acuerdo contigo. Los periodistas nos hemos acomodado y ahora vienen las quejas.
Un saludo.
Pues me ha gustado tu razonamiento: es como cuando te dicen «twitter censura», pero caramba, que usted puede decir lo que quiera en su propio blog. Censura es cuando te impiden publicar lo que sea, no cuando un medio selecciona los temas que se publican en sus páginas (sean digitales o en papel).
Del mismo modo, al que no le guste el modelo del Huffington, pues que siga de largo… si me parece normal que les guste (a mí tampoco), pero me suena a debate muy, muy viejo… y muy estéril 🙂
Yo si quieren puedo discutir el hecho de que el modelo del HuffPo puede no aportarte nada de valor. No es mi caso, pero puedo entender que haya usuarios que no le interese seguirlo y les parezca un producto malo.
Ahora, este debate es no sólo viejo (muy de acuerdo con tu post), sino fuera de lugar, especialmente cuando se enfoca a que daña el periodismo. Si cualquier persona con una herramienta de comunicación mata el periodismo es que, o no es periodismo o, cuanto menos, no el que yo quiero.
Tengo ganas de ver lo que termina saliendo de aquí 🙂
Estoy con Jose: esto ya lo he vivido. Esta fase de la era digital vive abrumada por la introducción masiva de cientos de miles de personas en servicios que ofrecen, llamémoslo así, identidades digitales y que se han socializado en ellos por la experiencia Facebook/Twitter. Cuando estos espacios muestran su cara, sus limitaciones, surge al mismo tiempo la necesidad de encontrar espacio propio y una expresión más inteligente (al menos entre la gente que piensa) para estar en red. Y tienen que volver los debates que ya se vivieron. Cuando los medios tradicionales se ven abocados a convertirse cada vez en algo más parecido a lo que eran los blogs… resurgen los dilemas que otros habían resuelto. Hubo una cosa que se llamó blogosfera y que ya discutió esto, lo que no quiere decir que otros no tengan que tener su deliberación.
Totalmente con esto. Volvemos a las mismas disputas y las mismas argumentaciones. Los medios tienen que evolucionar y hacerlo hacia plataformas de publicación es algo más que lógico. A partir de ahí, el que quiera algo, que lo enganche, el que no, pues que siga a lo suyo. El problema viene cuando los que se quejan y lloran saben criticar mucho pero no aciertan en dar ese valor añadido y conseguir el posicionamiento que te genera una comunidad. La comunidad que, a su vez, te confunde a una vía de subsistencia en el mundo de los contenidos (ya sea dentro de una cabecera o por ti mismo)