Vivimos la nueva era del GIF. Ya lo dijo Tumblr, uno de los principales culpables de la vuelta de este «prehistórico» formato de imagen, el año 2012 fue el año del GIF. Y los medios no le han dado la espalda. Este fenómeno ha llegado a las redacciones, que utilizan este recurso especialmente en las coberturas de eventos en directo. Sin duda, si tuviese que mostrar mi favorito en estas artes, debo señalar a Buzzfeed, que desde los Grammy hasta los Oscar no ha dejado de emplear estas animaciones para contar las cosas a su manera. Más allá del chascarrillo, el uso de los GIFs no es algo exclusivo de «nuevos medios». The New York Times se ha animado con el tema, varias veces.
Hasta aquí, nada nuevo. Ya nos hemos acostumbrado a los gatitos moviéndose y a las alfombras rojas animadas. Pero hoy descubro en Poynter como en NPR se han lanzado a explicar la tecnificación del proceso de hacer y embolsar patatas fritas apoyados por GIFs.
¿Es esto una revolución en el mundo del contenido? De verdad, ¿alguien se lo ha llegado a plantear? Me preocuparía. En cualquier caso, no me digáis que no es hipnótico ver cómo embolsan patatas fritas de esta manera. Sin embargo, y más allá de la simpatía y la anécdota en torno a este formato, que tiene su puntual razón de ser, no nos volvamos locos. No hay tira de GIFs que pueda sustituir a un video bien realizado y una galería de fotos profesional. Pero claro, hacer esto, más allá de lo trendy, es más fácil (y barato).
En conclusión, GIFs sí, pero para algunos temas de actualidad concretos. Porque los GIFs no deben ser una alternativa al contenido multimedia de calidad.