En este mundo virtual, al igual que en el real, todos tenemos una identidad. Se configura con nuestras acciones, que van desde las páginas que visitamos o el comentario que nunca quisimos dejar en aquel foro hasta escribir en un blog o una web propia a lo largo de un largo periodo de tiempo. Se trata de la concepción que tienen los demás de nuestro yo digital y que, al menos en teoría, nos debería interesar controlar y mantener. El problema es darse cuenta de su importancia y de que aunque no lo sepamos, muchos de nuestros datos pueden estar esparcidos por una red que muchos creen adalid de lo anónimo como internet.
De esta manera, si uno es amante de la cría de la tórtola senegalesa y deja comentarios en foros o chats sobre esta práctica creerá que nadie podrá saber de esta afición, a excepción de sus iguales, los miembros de su comunidad. Sin embargo, basta una rápida búsqueda de tu nombre en el todopoderoso Google para poder conocer tu «oculta» pasión y poder tener una idea sobre tu identidad virtual que, como ha quedado de manifiesto, es de total dominio público.
Puede considerarse un elemento baladí y al que nadie repara atención, sin embargo, este «juego» de googlear se está poniendo de moda y ante ello tienes dos opciones, dejarte llevar y esperar a que tu identidad la marquen otros o apartarte de cualquier idea intervencionista>
y sacarle provecho a esta tendencia construyéndote tú propia identidad en la red (como dijo Juan Varela: «Ahora el problema no es el Gran Hermano que te vigila y te controla. Sino que tú mismo mediatizas tu propia vida»). Pero esta percepción que tienen los demás de nosotros no tiene que corresponder a lo que realmente somos y por ello, al igual que en la vida misma, también pueden existir farsantes en la red, pero eso ya sería otro tema.
Una identidad que proyecte una buena imagen de ti puede ser una herramienta muy útil. Un ejemplo de ello son los casos de Adriano Morán o Daniel Basteiro, cuya identidad de dominio público, determinada principalmente por sus blogs (Jabalí Digital y Por si las moscas), les ha servido como trampolín para sus puestos actuales en Informativos Telecinco y 20 Minutos. Con casos como éste se concibe mejor la relevancia de adquirir un personal branding en el que se vea lo que somos capaces de hacer realmente y que se pueda valorar a través del grado de autoridad.
Después de todo esto surge una pregunta ¿Quién es Jesús Gordillo? Google dice que aparezco en unas 518.000 páginas (que ha encontrado en sólo o,07 segundos), que soy el culpable de todo lo que lees aquí en Periodismo 2015, que tengo un perfil en blogger, que en La Azotea hablaron (bastante bien) de mí y que tengo algo que ver con el mundo de los toros (aquí ya me están mezclando con otro). Si sigues rebuscando (aunque no lo parezca, hay vida más allá de la primera página de Google) encuentras también mi carnet de prensa de Bottup, mi labor en el pasado Ucam Media Lab, mi participación en el primer Bottcast y la reacción a mi entrevista a Manuel M. Almeida. Ya en las catacumbas e inexistente para la mayoría están mi Tepindro y Siga a ese taxi, un pequeño blog sobre cine en el que disfruto «malgastando» mi tiempo, cuando lo tengo.
Entre estos resultados no hay ninguna sorpresa. Periodismo y algo (muy poco) de cine, los temas que suelo tratar son con los que aparece asociado mi nombre. Teniendo en cuenta que mi vida en internet comenzó el pasado octubre y que no he tenido mucho tiempo para difundir mi nombre por la red me encuentro satisfecho con lo que «se dice» de mí.
Pero esto no es más que el principio, reconozco que debo mejorar mi actividad de blogger (comentar y enlazar). Buscar algo más de tiempo para Bottup y el cine y reconvertir este blog de prácticas a finales de este curso son mis proyectos inmediatos para buscarme un pequeño rinconcito propio desde el que seguir trabajando mi identidad virtual de dominio público. Si estás googleando buscando quién es Jesús Gordillo, la respuesta es simple, un estudiante de 3º de periodismo que acaba de desembarcar en esto de internet, está aprendiendo el funcionamiento del nuevo periodismo y que espera quedarse…al menos hasta que lo echen.
Yo también reflexiono sobre todos estos temas.